domingo, 23 de diciembre de 2007

Gaur, Zarautzen finalak!

SAN SEBASTIÁN. DV. Parece que fue ayer cuando el Torneo EL DIARIO VASCO echó a andar con una competición que se desarrolló íntegramente en el frontón Zubikoa de Oñati. Fue en 1992 y terminó con la victoria de Nagore-Arroitajauregi por parejas y Juantxo Apezetxea mano a mano. Hoy a las 11.30 en Zarautz se resuelve la decimosexta edición de una competición que varió su fórmula hasta encontrar un camino que no sólo ha enganchado a los pelotaris, sino al pelotazale. Así lo demuestra que las entradas de asiento se agotaran el martes, cinco días antes de las finales. Hoy a las 9.45 sólo se pondrán a la venta paseos a tres euros en las taquillas del Aritzbatalde.

Mendizabal-Jauregi y Renobales-Garmendia protagonizarán la final senior, completamente guipuzcoana. El festival comenzará con la final de promesas entre Urrutikoetxea-Landaburu y Elezkano-Beroiz, tres vizcaínos y un navarro. Mikel Beroiz defenderá el pabellón de Navarra, la comunidad que manda actualmente en la pelota profesional y que en este torneo no ha tenido el protagonismo de otras ocasiones.

Teledonosti ofrecerá en diferido la retransmisión de las finales a las 21.00.

El tren de la pelota pasa este mediodía por Zarautz y los ocho finalistas quieren subirse a él. Saben que el Aritzbatalde es una magnífica estación, que habrá cerca de mil pelotazales en las gradas, entre ellos técnicos de las empresas de mano profesional, incluso empresarios, atentos a lo que suceda sobre la cancha.

Hay veintiún centímetros de diferencia entre el pelotari más alto de la final senior, Unai Garmendia -mide 1,90-, y el más bajo, Aitor Mendizabal, de tan sólo 1,69. También hay una diferencia de seis años entre el más experimentado, Iñaki Juaregi con 23, y el más joven, también Aitor Mendizabal con 18. De hecho, al zurdo antzuolarra le correspondía jugar en promesas por edad. Sin embargo, los organizadores entendieron que tras proclamarse campeón del cuatro y medio de Elgeta frente a los mejores pelotaris aficionados -superó a Ollo, Oinatz Gonzalez y a Onsalo en la final- era de justicia alinearle con ellos.

Será un partido de contrastes, tanto por la estatura y la edad como por otros factores. Junto a un chaval como Mendizabal con muchos años de pelota por delante y cuya pretensión actual es madurar como pelotari, zagueros como Jauregi y Garmendia se encuentran ante su ser o no ser de cara a una posible incorporación al campo profesional.

Jauregi, elegante donde los haya, con dos manos preciosas, se entrena con Aspe y Jokin Etxaniz le sigue con atención. De hecho, quizá sea el zaguero con mayores opciones de incorporarse a la plantilla de la promotora eibarresa en cuanto se haga un hueco. El jueves se quedó a pelotear en el Astelena después de que Olaizola II e Irujo eligieran material.

Mendizabal, su delantero, es el nervio, la chispa, el cambio de velocidad que sorprende.

Unai Garmendia defiende el título conseguido el año pasado en compañía de Aritz Lasa, ahora profesional con Frontis. El zaguero de Legorreta, poseedor de una gran palanca, ha evolucionado, ha adquirido seguridad. En la semifinal de Azkoitia sólo perdió una pelota en 71 minutos de juego. Arrima y baja la pelota. Le falta soltar más la derecha.

Ugaitz Renobales vive otra historia curiosa. Ha visto como Belloso y Olaetxea, delanteros compañeros suyos del club Aurrera Saiaz, han dado el salto estos dos últimos años. Él ha demostrado un nivel similar, pero le ha faltado ese espaldarazo que espera encontrar con resultados, con éxitos. Ganar el Torneo EL DIARIO VASCO supondría, a sus 21 años, situarse en la parte más llamativa del escaparate.

Los dos delanteros de la final senior, Mendizabal y Renobales, son zurdos, lo que añadirá otro atractivo al choque.

Equilibrio en promesas

La final de promesas se presenta, a priori, equilibrada. Quizá Urrutikoetxea y Landaburu han llevado una trayectoria más sólida, han exhibido un nivel de juego alto, sobre todo el delantero de Zaratamo. Pero ojo a unos rivales que vienen de ganar tres encuentros, de resolver los cuartos de final por 22-21. Mikel Beroiz es rocoso, no da nunca una pelota por perdida, se agarra a los partidos como si le fuera la vida en ello y resulta complicado superarle. Aspe ya se dio cuenta de ello en su día y le incluyó en su nómina para el futuro. Ya ha hecho entrenamientos con los profesionales y nunca baja la cabeza. Quizá hace uno o dos meses se hallaba algo más fresco de golpe. De todas formas, resulta casi imposible superarle sin sufrir.

Mikel Urrutikoetxea ha demostrado una evolución en su juego. Alto y enjuto -sólo 70 kilos en su 1,89 de estatura-, siempre ha sido largo con las dos manos, sobre todo con la derecha. Ha aprendido a entrar de aire y lo ha demostrado en las dos eliminatorias anteriores. Ha entrado de volea y de gancho, con personalidad, cargándose los partidos sobre su espalda.

Repite final. El año pasado perdió con Linzoain frente a Garralda y Merino II, dos pelotaris que también han participado en esta edición y cayeron eliminados a la primera. Esta circunstancia demuestra que hay alternancia y buenos pelotaris en esta categoría. Urrutikoetxea llegó algo mermado físicamente a la pelea por las txapelas de 2006 y seguro que tiene ganas de desquitarse.

En esta ocasión se mide a su compañero de entrenamientos y amigo Ander Elezkano, otro chaval con posibilidades. Tiene planta y variedad en el juego. Busca el gancho. Le falta endurecerse, defender mejor. Es la primera vez que en una final de este torneo va a poner frente a frente a dos delanteros del mismo pueblo, Zaratamo.
Pelota
Quieren subirse al tren
Mendizabal-Jauregi y Renobales-Garmendia disputan la final senior, mientras que Urrutikoetxea-Landaburu y Elezkano-Beroiz jugarán en promesas hoy a las 11.30 en Zarautz
23.12.07 -
JOSEBA LEZETA

Jon Landaburu, el zaguero de Urrutikoetxea, ha pasado casi de puntillas por la competición debido al protagonismo adquirido por su compañero. Natural de Elorrio, su madre es guipuzcoana, natural de Antzuola. Es el más alto de los ocho finalistas con 1,91 de estatura. Destaca por su seguridad y aplomo. Se desplaza con rapidez y sentido sobre la cancha.

Precisamente las condiciones de Beroiz y Landaburu garantizan pelea. No será fácil romper la final atrás ya que ninguno de los dos acostumbra a perder demasiada pelota, ni siquiera cuando les fuerzan.

Existe otro dato llamativo en esta final de promesas: tres de los cuatro protagonistas superan el 1,87 de estatura. Beroiz, con 1,79, parece pequeño al lado de los demás. Landaburu es la torre más alta con 1,91. Le sigue Urrutikoetxea con 1,89. Elezkano mide 1,87. La pelota confirma la tendencia actual en la mayoría de los deportes. Se imponen la altura y la condición de atleta.

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