lunes, 26 de noviembre de 2007

Abelen txokoak

PELOTA>FALTAN 6 DÍAS PARA LA FINALDEL CUATRO Y MEDIO
Los rincones de Abel
- Leitza vive con intensidad los días previos a la final. El pueblo espera que su hijo más querido, Abel Barriola, regrese el domingo con la txapela
SANTIAGO ZUZA . LEITZA Lunes, 26 de noviembre de 2007 - 04:00 h.
EN estos días Leitza vive una pequeña revolución. La final del Cuatro y Medio que disputará el domingo su paisano Abel Barriola ha roto la tranquilidad de este pequeño pueblo de 3.000 habitantes situado a escasos 70 kilómetros de Pamplona. Un café en el restaurante Arakindegia, a la entrada de la localidad, sirve para romper el frío y la humedad que envuelven el pueblo a primera hora de la mañana.

EN estos días Leitza vive una pequeña revolución. La final del Cuatro y Medio que disputará el domingo su paisano Abel Barriola ha roto la tranquilidad de este pequeño pueblo de 3.000 habitantes situado a escasos 70 kilómetros de Pamplona. Un café en el restaurante Arakindegia, a la entrada de la localidad, sirve para romper el frío y la humedad que envuelven el pueblo a primera hora de la mañana. Allí nos recibe Javier Iparraguirre, responsable del establecimiento hostelero y buen amigo de Abel. "En el pueblo nos conocemos todos. Es difícil encontrar a alguien al que le caiga mal Abel. El único fallo que le achacan es que es impuntual, pero eso es porque en la calle se para a hablar hasta con los niños de cinco años", explica. En ese momento, el propio Abel Barriola aparca su automóvil enfrente de la puerta y nos saluda. Es viernes y el zaguero navarro está a punto de marcharse a Vitoria para entrenar en el Ogueta, escenario de la gran final. Iparraguirre apenas abre la boca y, cuando lo hace, no es para hablar de pelota. "Yo la pelota ni la nombro. Los amigos intentamos dejarle un poco en paz estos días porque todo el mundo le habla de lo mismo. No tengo nunca una conversación de pelota si no la empieza él", asegura.

Abel está preocupado por las entradas. "Este año nos han dado menos que nunca. Todavía tengo en casa la lista y no sé cómo las voy a repartir", explica antes de montarse en el coche y emprender el viaje. Atrás deja su pueblo, un oasis de tranquilidad que le ayuda a mantener los pies en el suelo y en el que se siente querido. "Abel es muy leitzarra y muy amigo de sus amigos", explica Iparraguirre. "De hecho, su intención, si no le cambia mucho la vida, es vivir aquí".

Iparraguirre conoce a Barriola desde que éste era un chaval inquieto que correteaba por las calles de este precioso pueblo navarro. "Era un crío muy majo. Además de jugar a pelota también jugaba a baloncesto y era del grupo de dantzaris. Bailaba muy bien, aunque lo tuvo que dejar para jugar a pelota", cuenta Iparraguirre.

Patxi Sagastibeltza, delegado del Club Deportivo Aurrera, cuna de grandes pelotatzales, interrumpe momentáneamente su jornada de trabajo en la papelera Sarriópapel para apoyar a Abel. "Le conozco desde los ocho o diez años, cuando empezó a jugar a pelota. Entonces ya destacaba, aunque él es tan modesto que dice que no. Con 15 años era físicamente muy potente y era tan bueno y sociable como ahora", explica. "Está todo el pueblo muy ilusionado. Esta final no se nos puede escapar. El año pasado la tuvimos en la mano y se nos fue. Pero yo esta vez le veo confiado y muy bien de juego", asegura. "Lo que sí quiero decir es una cosa. Los que nos movemos alrededor de la pelota hablamos demasiado porque todos entendemos de esto, pero Abel nos ha demostrado que hay que tener paciencia, que no hay que criticar tanto en los altibajos. Abel nos ha enseñado tantas cosas y nos ha abierto tanto la mente que yo creo que se merece la txapela", afirma.

El fatídico año 2005

Sagastibeltza habla, sin citarlo, del 2005. Ese año, Barriola pasó el momento más delicado de su vida profesional cuando tuvo que ser operado de una lesión en la mano derecha que a punto estuvo de acabar con su carrera. "Esa etapa es la peor que ha pasado. Abel es una persona que siempre saca algo positivo de las experiencias negativas, como le gusta decir a él", explica Javier Iparraguirre. "De cara al exterior se reserva un poco más, pero en la intimidad sí que te cuenta sus problemas o lo mal que lo está pasando. Aquel momento le sirvió para darse cuenta de que la vida no sólo es pelota. Hasta la lesión estaba obsesionado con ganar, y cada derrota era un mazazo para él. Hoy en día lo lleva mucho mejor", cuenta.

Las enfermeras, con Abel

En la plaza de Leitza, junto al viejo frontón sin pared izquierda donde Abel pasaba buena parte del verano en su niñez, se ha instalado el mercadillo semanal de los viernes. Allí es donde el pueblo cobra vida y se suceden las conversaciones. Hoy el tema principal es la final del Cuatro y Medio. En otros asuntos es imposible juntar a dos leitzarras y ponerlos de acuerdo, pero con Abel no hay diferencias. "A muerte con Abel, por supuesto. Le conocemos de toda la vida y es un chaval muy majo y abierto. Se hace querer", cuenta Inaxio Perurena.

En un puesto del mercadillo, el matrimonio guipuzcoano formado por Antonio Alcaraz, de 71 años, e Isabel Astigarraga, de 67, apura sus últimas compras. El domingo, ambos verán en el sofá de su casa en Leitza, donde viven desde hace 38 años, la gran final. "Yo me pongo enfermo viendo los partidos por la tele. Si pierde el de aquí me levanto y le pregunto a mi mujer quién ha hecho el tanto. Yo a Abel le aprecio una barbaridad", comenta Alcaraz. Su mujer interrumpe la conversación. "A todas nos gustaría tener a Abel como hijo. No es que tengamos malos hijos, pero es un chico estupendo como pelotari y como persona", asegura. "¿Seguro que lo queréis como hijo? ¿No será más bien que lo quieren las madres como novio de sus hijas?", bromea Iparraguirre. "¿Quieres creer que un día llamé a Pamplona para una consulta médica y la chica que me atendió me preguntó si conocía a Abel? Le dije que sí y ella me dijo: "¡No sabes cómo me gustaría que fuera el novio de mi hija!", y eso que no la conocía de nada", comenta Astigarraga. "Sí, sí. A mí un día dos enfermeras me dijeron que estaban enamoradas de él", afianza su marido confirmando así el furor que el pelotari levanta en el Servicio Navarro de Salud.

No se fían de Titín

A escasos metros, José Ramón, goizuetarra residente en Leitza, lamenta la eliminación de su paisano Aimar Olaizola. "Yo soy más de Aimar, pero en la final voy con Abel. Si hace su juego tiene que ganar, aunque Titín está muy bien preparado y tiene muchas salidas", comenta. Hilario Olano, vecino del pueblo de 66 años, no lo ve nada claro. "Lo veo muy crudo. Yo prefería a Aimar como rival en la final en lugar de Titín. Creo que ganará Barriola, pero me da mucho miedo", confiesa. "No creas. Para mí es mejor rival Titín que Aimar", comenta Manolo Iparraguirre, de 52 años y hermano de Javier. Lo que me da miedo es que todo el mundo está diciendo que Titín se merece una txapela y no sé... Ceceaga también se merecía un campeonato de parejas y se quedó sin txapela".

A pesar de que todos quieren que gane Abel, Titín cae bien en Leitza. "En el caso de que Abel no consiga ganar, con la trayectoria que tiene Titín y sin txapela, tampoco nos importaría demasiado que ganase él porque nos cae bien. Es un profesional y hasta en un partido de fiestas da su vida y eso es de aplaudir. Es ejemplar. Creo que los dos finalistas son dos ejemplos a seguir por la gente joven", afirma Patxi Sagastibeltza.

Por si acaso, Leitza ya está preparando la celebración. "Se está organizando una cena y al ser fiesta al día siguiente me imagino que habrá buen ambiente", explica Perurena. El único pero es que este año apenas han llegado entradas a Leitza. Pero seguro que el domingo Abel no estará solo.

1 comentario:

Neska pilotaria dijo...

Animo Abel!! Dulantzi ere zurekin!!!jejeje. Titinek txapela merezi badu... Abelek gehiago, 2005 urte horretan berataz gogogoratzen ez ziren guztientzako...!!! yijaaa!!! Ala ba, zorte on!!!!